Por: Daniel Reyes y Estefanía Berrío.
Para contextualizar el concepto de “coronamachismo”, es importante conocer los elementos principales de la igualdad de género, el cual es un principio, derecho y concepto sociólogo, para otorgar una condición de reconocimiento social equitativo, donde todos los seres humanos, indistinto de su género, se encuentran con los mismos derechos y deberes. Pero esta igualdad de género a lo largo de los años, a pesar de ser un derecho, no se ha cumplido.
Recientemente, la Unión Europea lanzó en Colombia una campaña llamada ¨coronamachismo¨, esto, como una analogía usando actual pandemia del nuevo coronavirus que afecta a la humanidad en todo el mundo.
La Unión Europea en Colombia presentó esta campaña digital para sensibilizar a las personas acerca del respeto y la importancia de denunciar los casos de violencia de género en el país, ya que en Colombia el porcentaje de violencia intrafamiliar, desigualdad de género, ha incrementado en un 140% en el marco de la pandemia del COVID-19, y es que este tema es bastante preocupante, porque se está vulnerando el derecho a la igualdad de género en las familias colombianas, a pesar de que se capaciten a las personas, aún se hace caso omiso ante la conciencia necesaria sobre temas de igualdad.
La igualdad de género no solamente está afectada por la violencia física, sexual y psicológica que oprime a más mujeres que a hombres en los hogares colombianos, sino que además está determinada por el discurso que generación tras generación se ha transmitido en la asignación de roles de género, a través del uso de un lenguaje discriminatorio (o violencia verbal) el cual, a pesar de estar en tiempos en que el acceso a la educación y la cultura general está masificado gracias al avance tecnológico; sigue siendo un producto netamente de conductas aprendidas, retrógrado, que pocas veces es sometido a cuestionamientos y deconstrucciones. De esta notable problemática nace lo que conocemos hoy como el lenguaje de inclusión.
El lenguaje de inclusión ha sido satanizado y difícilmente ha tenido una acogida acorde a lo que amerita debido a la desinformación que se ha transmitido en entornos principalmente digitales como las redes sociales. El lenguaje inclusivo debe entenderse en principio como una forma dignificante y respetuosa de dirigirse al otro, por tanto, su naturaleza implica que debe ser preciso, claro y no debe dar espacio a malentendidos entre los actores de acto comunicativo. La popular sustitución de caracteres al final de la palabra por símbolos o letras como “@”, “x”, o “e”. Un ejemplo con la palabra arquitecto: arquitec@, arquitectx, arquitecte. Lo anterior es la ilustración sobre una mala práctica de uso lenguaje inclusivo, concebido de manera errónea, lo cual es muy común en redes sociales e incluso en medios de comunicación alternativos. Lo correcto es decir arquitecto y arquitecta, según el género aplique. El lenguaje es una herramienta crucial para dignificar y reconfigurar la evidente desigualdad de género que aún nos contagia como la pandemia que actualmente atravesamos.
Aunque a escala mundial se ha avanzado en darle más voz a las mujeres y personas de comunidades como LGTBI, afro, indígenas, etc., aún hay un camino largo por recorrer para otorgarle voz a tanto a las poblaciones vulnerables, como a esas personas que se están envueltas en frecuentes situaciones de maltrato psicológico en escenarios incluso como sus trabajos y a la hora de buscar oportunidades laborales, donde el género sigue siendo un factor de importante impacto al decidir entre candidatos que aplican a cargos que exigen ciertas características físicas y de gestión emocional.
Desde la mirada de dos estudiantes de comunicación social y una estudiante de licenciatura en educación infantil, la cuota de responsabilidad desde ambas áreas de conocimiento radica en generar y difundir de manera imparcial, información que garantice que la igualdad de género y el uso asertivo del lenguaje, sean herramientas para educar y brindar espacios para desarrollar el pensamiento crítico en nuestros receptores, de esta forma, en el ejercicio de nuestras profesiones, tendríamos una cuota significativa de contribución a la evolución de la sociedad.